viernes, 10 de julio de 2009
La Bella y la Bestia
Parte 2
Parte 3
Parte 4
Parte 5
Parte 6
Parte 7
Parte 8
Parte 9
La Bella y la Bestia
Èrase una vez... un mercader que, antes de partir para un largo viaje de negocios, llamó a sus tres hijas para preguntarles qué querían que les trajera a cada una como regalo. La primera pidió un vestido de brocado, la segunda un collar de perlas y la tercera, que se llamaba Bella y era la más gentil, le dijo a su padre: "Me bastará una rosa cortada con tus manos." El mercader partió y, una vez ultimados sus asuntos, se dispuso a volver cuando una tormenta le pilló desprevenido. El viento soplaba gélido y su caballo avanzaba fatigosamente. Muerto de cansancio y de frío, el mercader de improviso vió brillar una luz en medio del bosque. Amedida que se acercaba a ella, se dio cuenta que estaba llegando a un castillo iluminado. "Confío en que puedan ofrecerme hospitalidad", dijo para sí esperanzado. Pero al llegar junto a la entrada, se dio cuenta de que la puerta estaba entreabierta y, por más que llamó, nadie acudió a recibirlo. Entró decidido y siguió llamando. En el salón principal había una mesa iluminada con dos candelabros y llena de ricos manjares dispuestos para la cena. El mercader, tras meditarlo durante un rato, decidió sentarse a la mesa; con el hambre que tenía consumió en breve tiempo una suculenta cena. Después, todavía intrigado, subió al piso superior. A uno y otro lado de un pasillo larguísimo, asomaban salones y habitaciones maravillosos. En la primera de estas habitaciones chisporroteaba alegremente una lumbre y había una cama mullida que invitaba al descanso. Era tarde y el mercader se dejó tentar; se echó sobre la cama y quedó dormido profundamente. Al despertar por la mañana, una mano desconocida había depositado a su lado una bandeja de plata con una cafetera humeante y fruta. El mercader desayunó y, despues de asearse un poco, bajó para darle las gracias a quien generosamente lo había hospedado. Pero al igual que la noche anterior, no encontró a nadie y, agitando la cabeza ante tan extraña situación, se dirigió al jardín en busca de su caballo que había dejado atado a un árbol, cuando un hermoso rosal atrajo su atención. Se acordó entonces de la promesa hecha a Bella, e inclinándose cortó una rosa. Inesperadamente, de entre la espesura del rosal, apareció una bestia horrenda que iba vestida con un bellísimo atuendo; con voz profunda y terrible le amenazó: " ¡Desagradecido! Te he dado hospitalidad, has comido en mi mesa y dormido en mi cama y, en señal de agradecimiento, ¿vas y robas mis rosas preferidas? ¡Te mataré por tu falta de consideración!" El mercader, aterrorizado, se arrodilló temblando ante la fiera: ¡Perdóname!¡Perdóname la vida! Haré lo que me pidas! ¡La rosa era para mi hija Bella, a la que prometí llevarsela de mi viaje!" La bestia retiró su garra del desventurado. " Te dejaré marchar con la condición de que me traigas a tu hija." El mercader, asustado, prometió obedecerle y cumplir su orden. Cuando el mercader llegó a casa llorando, fue recibido por sus tres hijas, pero despues de haberles contado su terrorífica aventura, Bella lo tranquilizó diciendo: " Padre mio, haré cualquier cosa por tí. No debes preocuparte, podrás mantener tu promesa y salvar así la vida! ¡Acompáñame hasta el castillo y me quedaré en tu lugar!" El padre abrazó a su hija: "Nunca he dudado de tu amor por mí. De momento te doy las gracias por haberme salvado la vida. Esperemos que despues..." De esta manera, Bella llegóal castillo y la Bestia la acogió de forma inesperada: fue extrañamente gentil con ella. Bella, que al principio había sentido miedo y horror al ver a la Bestia, poco a poco se dio cuenta de que, a medida que el tiempo transcurría, sentía menos repulsión. Le fue asignada la habitación más bonita del castillo y la muchacha pasaba horas y horas bordando cerca del fuego. La Bestia, sentada cerca de ella, la miraba en silencio durante largas veladas y, al cabo de cierto tiempo empezó a decirles palabras amables, hasta que Bella se apercibió sorprendida de que cada vez le gustaba más su conversación. Los días pasaban y sus confidencias iban en aumento, hasta que un día la Bestia osó pedirle a Bella que fuera su esposa. Bella, de momento sorprendida, no supo qué responder. Pero no deseó ofender a quien había sido tan gentil y, sobre todo, no podía olvidar que fue ella precisamente quien salvó con su sacrificio la vida de su padre. "¡No puedo aceptar!" empezó a decirle la muchacha con voz temblorosa,"Si tanto lo deseas..." "Entiendo, entiendo. No te guardaré rencor por tu negativa." La vida siguió como de costumbre y este incidente no tuvo mayores consecuencias. Hasta que un día la Bestia le regaló a Bella un bonito espejo de mágico poder. Mirándolo, Bella podía ver a lo lejos a sus seres más queridos. Al regalárselo, el monstruo le dijo: "De esta manera tu soledad no será tan penosa". Bella se pasaba horas mirando a sus familiares. Al cabo de un tiempo se sintió inquieta, y un día la Bestia la encontró derramando lágrimas cerca de su espejo mágico. "¿Qué sucede?" quiso saber el monstruo. "¡ Mi padre está muy enfermo, quizá muriendose! ¡Oh! Desearía tanto podderlo ver por última vez!" "¡Imposible! ¡Nunca dejarás este castillo!" gritó fuera de sí la Bestia, y se fue. Al poco rato volvió y con voz grave le dijo a Bella: "Si me prometes que a los siete días estarás de vuelta, te dejaré marchar para que puedas ver a tu padre." ¡Qué bueno eres conmigo! Has devuelto la felicidad a una hija devota." le agraceció Bella feliz. El padre, que estaba enfermo más que nada por el desasosiego de tener a su hija prisionera de la Bestia en su lugar, cuando la pudo abrazar, de golpe se sintió mejor, y poco a poco se fue recuperando. Los días transcurrían deprisa y el padre finalmente se levantó de la cama curado. Bella era feliz y se olvidó por completo de que los siete días habían pasado desde su promesa. Una noche se despertó sobresaltada por un sueño terrible. Había visto a la Bestia muriéndose, respirando con estertores en su agonía, y llamándola: "¡Vuelve! ¡Vuelve conmigo!" Fuese por mantener la promesa que había hecho, fuese por un extraño e inexplicable afecto que sentía por el monstruo, el caso es que decidió marchar inmediatamente. "¡Corre, corre caballito!" decía mientras fustigaba al corcel por miedo de no llegar a tiempo..Al llegar al castillo subió la escalera y llamó. Nadie respondió; todas las habitaciones estaban vacías. Bajó al jardín con el corazón encogido por un extraño presentimiento. La Bestia estaba allí, reclinada en un árbol, con los ojos cerrados, como muerta. Bella se abalanzó sobre el monstruo abrazandolo: "No te mueras! No te mueras! Me casaré contigo!" Tras esas palabras, aconteció un prodigio: el horrible hocico de la Bestia se convirtió en la figura de un hermoso joven. "¡Cuánto he esperado este momento! Una bruja maléfica me transformó en un monstruo y sólo el amor de una joven que aceptara casarse conmigo, tal cual era, podía devolverme mi apariencia normal. Se celebró la boda, y el joven príncipe quiso que, para conmemorar aquel día, se cultivasen en su honor sólo rosas en el jardín. He aquí porqué todavía hoy aquel castillo se llama "El Castillo de la Rosa".
martes, 9 de junio de 2009
A jugar vistiendo a Blanca nieves!
- Podes cambiarle el look a Blanca nieves
- Solo tenes que hacer un click sostenido sobre; las prendas , zapatos y accesorios que mas te gusten , y empeza a crearle distintos estilos a la Princesa
A jugar recordando!
- Solo tenes que prestar mucha atencion y escuchar
- Tenes que hacer un click a cada uno de los enanitos que va a tocar una nota musical y tratar de recordar cada uno de ellos .
A jugar pintando!!
- Te invito a que juegues desde aca pintando a Blanca Nieves
- Hace un click sobre los colores que estan al lado del dibujo y pintalos usando tu imaginacion.
Blanca Nieves
Erase una vez una hermosa reina que deseaba ardientemente la llegada de una niña. Un día que se encontraba sentada junto a la ventana en su aro de ébano, se pico el dedo con la aguja, y pequeñas gotas de sangre cayeron sobre la nieve acumulada en el antepecho de la ventana. La reina contempló el contraste de la sangre roja sobre la nieve blanca y suspiro.
-¡Como quisiera tener una hija que tuviera la piel tan blanca como la nieve, los labios rojos como la sangre y el cabello negro como el ébano!
Poco tiempo después, su deseo se hizo realidad al nacerle una hermosa niña con piel blanca, labios rojos y cabello negro a quien dio el nombre de Blanca Nieves.
Desafortunadamente, la reina murió cuando la niña era muy pequeña y el padre de Blanca Nieves contrajo matrimonio con una hermosa mujer y cruel que se preocupaba mas de su apariencia física que de hacer buenas acciones.
La nueva Reina poseía un espejo mágico que podía responderle a todas las preguntas que ella le hacia. Pero la única que le interesaba era:
-Espejo mágico, ¿quien es la más hermosa del reino?
Invariablemente el espejo le respondía:
-¡La más bella eres tu! La vanidad de la Reina vivía satisfecha con la respuesta, hasta que un día, el espejo le respondió algo diferente:
-Es verdad que su majestad es muy hermosa ; pero ¡Blanca Nieves es la más hermosa del reino!
Enfurecida, la envidiosa Reina grito:
-¿Blanca Nieves más hermosa que yo? ¡Imposible! ¡Eso no lo tolerare!
Entonces mando llamar a su más fiel cazador.
-¡Llévate a Blanca Nieves a lo mas profundo del bosque y mátala! Tráeme su corazón como prueba de que cumpliste mis ordenes.
El cazador inclinó la cabeza en signo de obediencia y fue en busca de Blanca Nieves.
¿Adónde vamos? preguntó la joven.
-A dar un paseo por el bosque su Alteza, -respondió el cazador. El pobre hombre acongojado, sabia que seria incapaz de ejecutar las ordenes de la Reina. Al llegar al medio del bosque, el cazador explico a Blanca Nieves lo que sucedía y le dijo:
-¡Corre vete lejos de aquí y escóndete en donde la Reina no pueda encontrarte, y no regreses jamas a palacio!
Muy asustada Blanca Nieves se fue llorando, el cazador mató a un jabalí y le saco el corazón.
"La Reina creerá que es el corazón de Blanca Nieves" -pensó el cazador -."Así la princesa y yo viviremos mas tiempo".
Blanca Nieves se encontró sola en medio de la oscuridad del bosque. Estaba aterrorizada. Creía ver ojos en todas partes y los ruidos que escuchaba le causaban mucho miedo.
Corrió sin rumbo alguno. Vago durante horas, hasta que finalmente vio en un claro del bosque, una pequeña cabaña.
¿Hay alguien en casa?- pregunto mientras tocaba a la puerta.
Como nadie respondía, Blanca Nieves la empujó y entró. En medio de la pieza vio una mesa redonda puesta para siete comensales. Sintiéndose segura y al abrigo, subió las escaleras que conducían a la planta alta donde descubrió, una al lado de la otra siete camas pequeñas.
"haré una pequeña siesta" -se dijo- ¡Estoy tan cansada! "
Entonces se acostó y se quedo profundamente dormida.
La cabaña pertenecía a los siete enanitos del bosque. Eran muy pequeños, tenían barbas largas y llevaban sombreros de vivos colores. Esa noche regresaron de una larga jornada de trabajo en la mina de diamantes.
-¡Miren! ¡Hay alguien durmiendo en nuestras camas! Uno de ellos tocó delicadamente el hombro de Blanca Nieves quien despertó sobresaltada.
-¿Quién eres? ¿Qué haces aquí? -preguntaron los enanitos sorprendidos.
Blanca Nieves les contó su trágica historia y ellos la escucharon llenos de compasión. -Quédate con nosotros. Aquí estarás segura. -¿Sabes preparar tartas de manzana? -preguntó uno de ellos.
-¡Sí, sí! Puedo preparar cualquier cosa -respondió ella contenta.
-La tarta de manzana es nuestro postre preferido
-le dijeron.
Blanca Nieves se ocupaba de las faenas de la casa mientras ellos trabajaban en la mina de diamantes, y en la noche ella les contaba divertidas historias.
Sin embargo. Los enanitos se sentían inquietos por la seguridad de Blanca Nieves.
-No hables con extraños cuando estés sola. Y, sobretodo, ¡no le habrás la puerta a nadie! - le advertían al salir.
-No se preocupen. Tendré mucho cuidado -les prometía. Los meses pasaron y Blanca Nieves era cada vez más hermosa. Leía, bordaba y cantaba hermosas canciones. Algunas veces soñaba que se casaba con un apuesto príncipe.
Entretanto la malvada Reina convencida de que Blanca Nieves estaba muerta, había cesado de interrogar a su espejo mágico. Pero una mañana decidió consultarlo de nuevo.
-¿Es verdad que yo soy la más hermosa del reino?
-preguntó
-No, tu no eres la más hermosa, la más hermosa -respondió el espejo- es Blanca Nieves sigue siendo la más hermosa del reino.
-¡Pero Blanca Nieves esta muerta!- No -contestó el espejo-. Esta viva y habita con los siete enanitos del bosque.
La Reina encolerizada mandó buscar al cazador, pero este se había marchado del palacio. Entonces empezó a pensar como haría para deshacerse ella misma de la joven de una vez por todas.
Blanca Nieves estaba preparando una tarta cuando una vieja aldeana se acercó a la casita. Era la malvada Reina disfrazada de mendiga.
-Veo que estas preparando una tarta de manzanas -dijo la anciana asomándose por la ventana de la cocina.
-Si -respondió nerviosamente Blanca Nieves -. Le ruego me disculpe pero no puedo hablar con extraños.
Tienes razón! -respondió la Reina-. Yo simplemente quisiera regalarte una manzana. Las vendo para vivir y quizás un día quieras comprar. Son deliciosas ya veras.
La Reina corto un trozo de manzana y se lo llevo a la boca.
-¿Ves hijita? Una manzana no puede hacerte ningún mal. ¡Disfrútala! Y se alejo lentamente.
Blanca Nieves no podía alejar sus ojos de la manzana. ¡No solo parecía inofensiva, si no que se veía jugosa e irresistible!
No puede estar envenenada la anciana comió un trozo, se dijo. La pobre Blanca Nieves se dejo engañar. ¡La malvada reina había envenenado la otra mitad de la manzana! Poco después de haber mordido la manzana Blanca Nieves cayo desmayada y una muerte aparente hizo su efecto de inmediato. Allí encontraron los siete enanos al regresar de la mina.
-¡Esto sin duda alguna es obra de la Reina! -gritaron angustiados mientras intentaban reavivar a Blanca Nieves.
Pero todo era en vano, la muchacha inmóvil, no daban ninguna señal de vida. Su aliento no empañaba el espejo que los enanitos le ponían cerca de la boca.
Los siete enanitos lloraban amargamente la muerte de Blanca Nieves y no querían que de ninguna manera separarse de ella. Tal era su belleza que al vera daba la impresión de que estaba dormida. Posiblemente pensaron, era víctima de un hechizo. Entonces decidieron ponerla dentro de una urna de cristal y hacer turnos para cuidarla.
Un día un joven Príncipe. que pasaba por el bosque oyó hablar de la hermosa princesa que yacía en la urna de cristal.
¡Como quisiera verla! Pensaba mientras se dirigía a la casa de los siete enanitos.
Al verla, el príncipe se enamoro inmediatamente de ella. -¡Era la joven más hermosa que jamas había visto! -¡por favor déjenme cuidarla! -suplicó a los siete enanitos-. Yo velare su sueño y la protegeré por el resto de mi vida.
En un comienzo los enanitos se negaron, pero después aceptaron pensando que Blanca Nieves estaría más segura en el castillo.
Cuando los lacayos del príncipe levantaron la urna de cristal para llevársela, uno de ellos se tropezó y el cofre se sacudió. El trozo de manzana envenenada cayo de la boca de Blanca Nieves. Sus mejillas, hasta entonces de un pálido mortal, comenzaron a teñirse de rosa y sus ojos se abrieron lentamente. Los enanitos no podían contener su alegría, mient4as Blanca Nieves se arrodillaba al pie de Blanca Nieves.
-Deseo con todo mi corazón que seas mi esposa- susurro el príncipe conmovido.
Blanca Nieves que se había enamorado del apuesto príncipe, le respondió:
-Si seré tu esposa.
La boda se celebro con una gran fiesta. La malvada fue perdonada e invitada. ¡Pero cuando vio la belleza y dulzura de Blanca Nieves, se lleno de tal rabia y envidia, que cayo muerta al instante!
Blanca Nieves y el Príncipe vivieron felices en un hermoso castillo, y los siete castillos nunca tuvieron que regresar a trabajar a la mina de diamantes.
FIN
miércoles, 3 de junio de 2009
Pulgarcito
Érase un pobre campesino que estaba una noche junto al hogar atizando el fuego, mientras su mujer hilaba, sentada a su lado. Dijo el hombre:
- ¡Qué triste es no tener hijos! ¡Qué silencio en esta casa, mientras en las otras todo es ruido y alegría!
- Sí -respondió la mujer, suspirando-. Aunque fuese uno solo, y aunque fuese pequeño como el pulgar, me daría por satisfecha. Lo querríamos más que nuestra vida.
Sucedió que la mujer sintióse indispuesta, y al cabo de siete meses trajo al mundo un niño que, si bien perfectamente conformado en todos sus miembros, no era más largo que un dedo pulgar. Y dijeron los padres:
- Es tal como lo habíamos deseado, y lo querremos con toda el alma.
En consideración a su tamaño, le pusieron por nombre Pulgarcito. Lo alimentaban tan bien como podían, pero el niño no crecía, sino que seguía tan pequeño como al principio. De todos modos, su mirada era avispada y vivaracha, y pronto mostró ser listo como el que más, y muy capaz de salirse con la suya en cualquier cosa que emprendiera.
Un día en que el leñador se disponía a ir al bosque a buscar leña, dijo para sí, hablando a media voz: «¡Si tuviese a alguien para llevarme el carro!».
- ¡Padre! -exclamó Pulgarcito-, yo te llevaré el carro. Puedes estar tranquilo; a la hora debida estará en el bosque.
Echóse el hombre a reír, diciendo:
- ¿Cómo te las compondrás? ¿No ves que eres demasiado pequeño para manejar las riendas?
- No importa, padre. Sólo con que madre enganche, yo me instalaré en la oreja del caballo y lo conduciré adonde tú quieras.
«Bueno -pensó el hombre-, no se perderá nada con probarlo».
Cuando sonó la hora convenida, la madre enganchó el caballo y puso a Pulgarcito en su oreja; y así iba el pequeño dando órdenes al animal: «¡Arre! ¡Soo! ¡Tras!». Todo marchó a pedir de boca, como si el pequeño hubiese sido un carretero consumado, y el carro tomó el camino del bosque. Pero he aquí que cuando, al doblar la esquina, el rapazuelo gritó: «¡Arre, arre!», acertaban a pasar dos forasteros.
- ¡Toma! -exclamó uno-, ¿qué es esto? Ahí va un carro, el carretero le grita al caballo y, sin embargo, no se le ve por ninguna parte.
- ¡Aquí hay algún misterio! -asintió el otro-. Sigamos el carro y veamos adónde va.
Pero el carro entró en el bosque, dirigiéndose en línea recta al sitio en que el padre estaba cortando leña. Al verlo Pulgarcito, gritóle:
- ¡Padre, aquí estoy, con el carro, bájame a tierra!
El hombre sujetó el caballo con la mano izquierda, mientras con la derecha sacaba de la oreja del rocín a su hijito, el cual se sentó sobre una brizna de hierba. Al ver los dos forasteros a Pulgarcito quedáronse mudos de asombro, hasta que, al fin, llevando uno aparte al otro, le dijo:
- Oye, esta menudencia podría hacer nuestra fortuna si lo exhibiésemos de ciudad en ciudad. Comprémoslo. -Y, dirigiéndose al leñador, dijéronle: - Vendednos este hombrecillo, lo pasará bien con nosotros.
- No -respondió el padre-, es la niña de mis ojos, y no lo daría por todo el oro del mundo.
Pero Pulgarcito, que había oído la proposición, agarrándose a un pliegue de los calzones de su padre, se encaramó hasta su hombro y le murmuró al oído:
- Padre, dejadme que vaya; ya volveré.
Entonces el leñador lo cedió a los hombres por una bonita pieza de oro.
- ¿Dónde quieres sentarte? -le preguntaron.
- Ponedme en el ala de vuestro sombrero; podré pasearme por ella y contemplar el paisaje: ya tendré cuidado de no caerme.
Hicieron ellos lo que les pedía, y, una vez Pulgarcito se hubo despedido de su padre, los forasteros partieron con él y anduvieron hasta el anochecer. Entonces dijo el pequeño:
- Dejadme bajar, lo necesito.
- ¡Bah!, no te muevas -le replicó el hombre en cuyo sombrero viajaba el enanillo-. No voy a enfadarme; también los pajaritos sueltan algo de vez en cuando.
- No, no -protestó Pulgarcito-, yo soy un chico bien educado; bajadme, ¡deprisa!
El hombre se quitó el sombrero y depositó al pequeñuelo en un campo que se extendía al borde del camino. Pegó él unos brincos entre unos terruños y, de pronto, escabullóse en una gazapera que había estado buscando.
- ¡Buenas noches, señores, podéis seguir sin mí! -les gritó desde su refugio, en tono de burla. Acudieron ellos al agujero y estuvieron hurgando en él con palos, pero en vano; Pulgarcito se metía cada vez más adentro; y como la noche no tardó en cerrar, hubieron de reemprender su camino enfurruñados y con las bolsas vacías.
Cuando Pulgarcito estuvo seguro de que se habían marchado, salió de su escondrijo. «Eso de andar por el campo a oscuras es peligroso -díjose-; al menor descuido te rompes la crisma». Por fortuna dio con una concha de caracol vacía: «¡Loado sea Dios! -exclamó-. Aquí puedo pasar la noche seguro». Y se metió en ella.
Al poco rato, a punto ya de dormirse, oyó que pasaban dos hombres y que uno de ellos decía.
- ¿Cómo nos las compondremos para hacernos con el dinero y la plata del cura?
- Yo puedo decírtelo -gritó Pulgacito.
- ¿Qué es esto? -preguntó, asustado, uno de los ladrones-. He oído hablar a alguien.
Paráronse los dos a escuchar, y Pulgarcito prosiguió: -Llevadme con vosotros, yo os ayudaré.
- ¿Dónde estás?
- Buscad por el suelo, fijaos de dónde viene la voz -respondió.
Al fin lo descubrieron los ladrones y la levantaron en el aire:
- ¡Infeliz microbio! ¿Tú pretendes ayudarnos?
- Mirad -respondió él-. Me meteré entre los barrotes de la reja, en el cuarto del cura, y os pasaré todo lo que queráis llevaros.
- Está bien -dijeron los ladrones-. Veremos cómo te portas.
Al llegar a la casa del cura, Pulgarcito se deslizó en el interior del cuarto, y, ya dentro, gritó con todas sus fuerzas:
- ¿Queréis llevaros todo lo que hay aquí?
Los rateros, asustados, dijeron:
- ¡Habla bajito, no vayas a despertar a alguien!
Mas Pulgarcito, como si no les hubiese oído, repitió a grito pelado:
- ¿Qué queréis? ¿Vais a llevaros todo lo que hay?
Oyóle la cocinera, que dormía en una habitación contigua, e, incorporándose en la cama, púsose a escuchar. Los ladrones, asustados, habían echado a correr; pero al cabo de un trecho recobraron ánimos, y pensando que aquel diablillo sólo quería gastarles una broma, retrocedieron y le dijeron:
- Vamos, no juegues y pásanos algo.
Entonces Pulgarcito se puso a gritar por tercera vez con toda la fuerza de sus pulmones:
- ¡Os lo daré todo enseguida; sólo tenéis que alargar las manos!
La criada, que seguía al acecho, oyó con toda claridad sus palabras y, saltando de la cama, precipitóse a la puerta, ante lo cual los ladrones tomaron las de Villadiego como alma que lleva el diablo.
La criada, al no ver nada sospechoso, salió a encender una vela, y Pulgarcito se aprovechó de su momentánea ausencia para irse al pajar sin ser visto por nadie. La doméstica, después de explorar todos los rincones, volvióse a la cama convencida de que había estado soñando despierta.
Pulgarcito trepó por los tallitos de heno y acabó por encontrar un lugar a propósito para dormir. Deseaba descansar hasta que amaneciese, y encaminarse luego a la casa de sus padres. Pero aún le quedaban por pasar muchas otras aventuras. ¡Nunca se acaban las penas y tribulaciones en este bajo mundo! Al rayar el alba, la criada saltó de la cama para ir a dar el pienso al ganado. Entró primero en el pajar y cogió un brazado de hierba, precisamente aquella en que el pobre Pulgarcito estaba durmiendo. Y es el caso que su sueño era tan profundo, que no se dio cuenta de nada ni se despertó hasta hallarse ya en la boca de la vaca, que lo había arrebatado junto con la hierba.
- ¡Válgame Dios! -exclamó-. ¿Cómo habré ido a parar a este molino?
Pero pronto comprendió dónde se había metido. Era cosa de prestar atención para no meterse entre los dientes y quedar reducido a papilla. Luego hubo de deslizarse con la hierba hasta el estómago.
- En este cuartito se han olvidado de las ventanas -dijo-. Aquí el sol no entra, ni encienden una lucecita siquiera.
El aposento no le gustaba ni pizca, y lo peor era que, como cada vez entraba más heno por la puerta, el espacio se reducía continuamente. Al fin, asustado de veras, púsose a gritar con todas sus fuerzas:
- ¡Basta de forraje, basta de forraje!
La criada, que estaba ordeñando la vaca, al oír hablar sin ver a nadie y observando que era la misma voz de la noche pasada, espantóse tanto que cayó de su taburete y vertió toda la leche. Corrió hacia el señor cura y le dijo, alborotada:
- ¡Santo Dios, señor párroco, la vaca ha hablado!
- ¿Estás loca? -respondió el cura; pero, con todo, bajó al establo a ver qué ocurría. Apenas puesto el pie en él, Pulgarcito volvió a gritar:
- ¡Basta de forraje, basta de forraje!
Pasmóse el cura a su vez, pensando que algún mal espíritu se había introducido en la vaca, y dio orden de que la mataran. Así lo hicieron; pero el estómago, en el que se hallaba encerrado Pulgarcito, fue arrojado al estercolero. Allí trató el pequeñín de abrirse paso hacia el exterior, y, aunque le costó mucho, por fin pudo llegar a la entrada. Ya iba a asomar la cabeza cuando le sobrevino una nueva desgracia, en forma de un lobo hambriento que se tragó el estómago de un bocado. Pulgarcito no se desanimó. «Tal vez pueda entenderme con el lobo», pensó, y, desde su panza, le dijo:
- Amigo lobo, sé de un lugar donde podrás comer a gusto.
- ¿Dónde está? -preguntó el lobo.
- En tal y tal casa. Tendrás que entrar por la alcantarilla y encontrarás bollos, tocino y embutidos para darte un hartazgo -. Y le dio las señas de la casa de sus padres.
El lobo no se lo hizo repetir; escurrióse por la alcantarilla, y, entrando en la despensa, se hinchó hasta el gollete. Ya harto, quiso marcharse; pero se había llenado de tal modo, que no podía salir por el mismo camino. Con esto había contado Pulgarcito, el cual, dentro del vientre del lobo, se puso a gritar y alborotar con todo el vigor de sus pulmones.
- ¡Cállate! -le decía el lobo-. Vas a despertar a la gente de la casa.
- ¡Y qué! -replicó el pequeñuelo-. Tú bien te has atiborrado, ahora me toca a mí divertirme -y reanudó el griterío.
Despertáronse, por fin, su padre y su madre y corrieron a la despensa, mirando al interior por una rendija. Al ver que dentro había un lobo, volviéronse a buscar, el hombre, un hacha, y la mujer, una hoz.
- Quédate tú detrás -dijo el hombre al entrar en el cuarto-. Yo le pegaré un hachazo, y si no lo mato, entonces le abres tú la barriga con la hoz.
Oyó Pulgarcito la voz de su padre y gritó:
- Padre mío, estoy aquí, en la panza del lobo.
Y exclamó entonces el hombre, gozoso:
- ¡Loado sea Dios, ha aparecido nuestro hijo! -y mandó a su mujer que dejase la hoz, para no herir a Pulgarcito. Levantando el brazo, asestó un golpe tal en la cabeza de la fiera, que ésta se desplomó, muerta en el acto.
Subieron entonces a buscar cuchillo y tijeras, y, abriendo la barriga del animal, sacaron de ella a su hijito.
- ¡Ay! -exclamó el padre-, ¡cuánta angustia nos has hecho pasar!
- Sí, padre, he corrido mucho mundo; a Dios gracias vuelvo a respirar el aire puro.
- ¿Y dónde estuviste?
- ¡Ay, padre! Estuve en una gazapera, en el estómago de una vaca y en la panza de un lobo.
- Pero desde hoy me quedaré con vosotros.
- Y no volveremos a venderte por todos los tesoros del mundo -dijeron los padres, acariciando y besando a su querido Pulgarcito. Diéronle de comer y de beber y le encargaron vestidos nuevos, pues los que llevaba se habían estropeado durante sus correrías.
Fin
Autor: Hermanos Grimmmartes, 2 de junio de 2009
a jugar decorando!!
- Te invito a que sigas jugando junto a hansel y gretel usando tu imaginacion
- Tenes que decorar la casa con todos los dulces que encuentres . Que esperas a jugar!!
lunes, 1 de junio de 2009
Hansel y Gretel
Erase una vez un leñador muy pobre que tenía dos hijos: un niño llamado Hansel, y una niña llamada Gretel, y que había contraído nuevas núpcias después de que la madre de los niños falleciera. El leñador quería mucho a sus hijos pero un año una terrible hambruna asoló la región. Casi no tenían ya que comer y una noche la esposa del leñador le dijo: “No podremos sobrevivir los cuatro otro invierno. Deberemos tomar mañana a los niños y llevarlos a la parte más profunda del bosque cuando salgamos a trabajar. Les daremos un pedazo de pan a cada uno y luego los dejaremos allí para que ya no encuentren su camino de regreso a casa. El leñador se negó terminantemente porque amaba a sus hijos y sabía que si los dejaba en el bosque morirían de hambre o devorados por las fieras, pero su esposa le dijo: “Tonto, ¿no te das cuenta que si no dejas a los niños en el bosque, entonces los cuatro moriremos de hambre?”- Y tanto insistió, tanto insistió, que finalmente convenció a su marido. Pero afortunadamente los niños estaban aún despiertos y oyeron todo. Hansel dijo a su hermana: “No te preocupes Gretel, que tengo la solución”. A la mañana siguiente todo ocurrió como habían oído. Los levantaron temprano, le dieron un pedazo de pan a cada uno y emprendieron la marcha hacia el bosque. Lo que el leñador y su mujer no sabían era que durante la noche, Hansel había salido al jardín para llenar sus bolsillos de guijarros blancos, y ahora, mientras caminaban, lenta y sigilosamente fue dejando caer guijarro tras guijarro formando un camino que evitaría que se pierdan dentro del bosque. Cuando llegaron a la parte más boscosa, encendieron un fuego, sentaron a los niños junto a él y les dijeron que aguardaran allí hasta que terminaran de trabajar. Por largas horas, hasta que se hizo de noche, los niños permanecieron junto al fuego tranquilos porque oían a lo lejos un clap-clap, que supusieron sería el hacha de su padre trabajando todavía. Pero ignoraban que su madrastra había atado una rama a un árbol para que hiciera ese ruido al ser movida por el viento. Cuando la noche se hizo más cerrada Gretel decidió que era tiempo de volver, pero su hermano le dijo que debían aguardar aún a que saliera la luna. Así lo hicieron, y cuando esto ocurrió la luz lunar iluminó los guijarros blancos dejados por Hansel como si fueran un camino de plata. Cuando a la mañana siguiente los jóvenes golpearon en la puerta de su padre, la madrastra estaba furiosa, pero el leñador se alegró inmensamente, porque lamentaba mucho lo que acababa de hacer.
Subsistieron entonces los cuatro juntos un tiempo más, pero al poco, una hambruna aún más terrible que la anterior volvió a devastar la región. El leñador no quería separarse de sus hijos pero una vez más su esposa lo convenció de que era la única solución. Los niños oyeron esto pero esta vez Hansel no pudo salir a recojer los guijarros porque su madrastra había cerrado con llave la puerta. De todas formas, dijo a Gretel: “No te preocupes, que hago se me ocurrirá”, y cuando a la mañana siguiente dejaron la casa, Hansel fue dejando caer todo a lo largo del camino, las miguitas del pan que le habían dado antes de partir. Nuevamente los dejaron junto al fuego, en lo profundo del bosque, pero cuando quisieron volver comprobaron que todas las miguitas dejadas por Hansel habían sido comidas por las aves del bosque.
Solos, muertos de hambre y de miedo, los dos niños se encontraron en un bosque espeso y oscuro del que no podían hallar la salida. Vagaron durante muchas horas hasta que por fin, encontraron un claro donde sus ojos descubrieron la maravilla más grande que jamás hubiesen podido imaginar: ¡una casita hecha de dulces!. Los techos eran de chocolate, las paredes de mazapán, las ventanas de caramelo, las puertas de turrón, el camino de confites, ¡un verdadero manjar! Hansel corrió hacia la casita diciendo a su hermana: “¡Ven Gretel, yo comeré del techo y tu podrás comerte las ventanas!” Y así diciendo, los niños se avalanzaron sobre la casa y comenzaron a devorarla sin notar que, sigilosa, salía a su encuentro una malvada bruja que inmediatamente los tomó prisioneros.
Alemania Federal 1961 Nº Yvert 258“Veo que querían comer mi casa-dijo la bruja- Pues ahora yo los voy a comer a ustedes”. Y así diciendo los examinó: “Tu, la niña-dijo mirando a Gretel-me servirás para ayudarme mientras engordamos al otro, está muy flacucho y así no me lo puedo comer”. Y sin prestar atención a las lágrimas de los niños tomó a Hansel y lo metió en una diminuta prisión. Día a día debía Gretel llevarle los alimentos que la bruja preparaba para su hermano, esperando el día en que estuviese lo suficientemente gordo para comérselo. Sin embargo, los niños habían urdido un plan. Como la bruja era muy corta de vista, todos los días le pedía a Hansel que le muestre uno de sus dedos para sentir si ya estaba rellenito.
Pero lo que el niño hacía era sacar por entre los barrotes de su jaula, un huesito de pollo, de forma tal que la bruja sentía lo huesudo de su presa y decidía esperar un tiempo más. Sin embargo, y como era de esperarse, esa situación no podía durar por siempre, y un mal día la bruja vociferó: “Ya estoy cansada de esperar que este niño engorde. Come y come todo el día y sigue flaco como el día que llegó”. Entonces encendió y gigantesco horno y dijo a Gretel, métete dentro para ver si ya está caliente, pero la niña, que sabía que en realidad lo que la bruja quería era atraparla dentro para comérsela también, le replicó: "No se como hacer eso". La bruja, fastidiada le dijo: "Si serás tonta. Es lo más fácil del mundo, te mostraré cómo hacerlo" Y se metió dentro del horno.
Gretel, sin esperar un momento, cerró la pesada puerta y dejó allí atrapada a la malvada bruja que, dando grandes gritos murió quemada. Gretel corrió junto a su hermano y lo liberó de su prisión.
Entonces los niños vieron que en la casa de la bruja había grandes bolsas con montones de piedras preciosas y perlas. Así que llenaron sus bolsillos lo más que pudieron y a toda prisa dejaron aquel bosque encantado. Caminaron un tiempo más y finalmente dieron con la casa de su padre. Al verlos llegar el leñador se llenó de júbilo porque desde que los había abandonado no había pasado un solo día sin que lamentase su decisión. Los niños corrieron a abrazarlo y, una vez que se hubieron reencontrado, vaciaron sus bolsillos ante los incrédulos ojos de su padre que nunca más debió padecer necesidad alguna.-
domingo, 31 de mayo de 2009
Vistamos a Aladin!
- Podes cambiarle el look a Aladin.
- Solo tenes que hacer un click sostenido sobre; las prendas , zapatos y accesorios que mas te gusten , y empeza a crearle distintos estilos.
A jugar con Jazmin!
- Tenes que ayudar a Jazmin a atrapar las lamparas magicas .
- Solo tenes que tratar de que la princesa no se caiga de su alfombra magica tratando de juntar todas las piedras que puedas. Suerte y a jugar
Juguemos a vestir a la princesa Jazmin!
- Podes cambiarle el look a la princesa Jazmin.
- Solo tenes que hacer un click sostenido sobre; las prendas , zapatos y accesorios que mas te gusten , y empeza a crearle distintos estilos a la Princesa
viernes, 29 de mayo de 2009
A jugar pintando!
- Para ver el dibujo en tamaño grande haga click sobre la imagen.
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Aladino y la Lampara Maravillosa
Erase una vez una viuda que vivía con su hijo, Aladino. Un día, un misterioso extranjero ofreció al muchacho una moneda de plata a cambio de un pequeño favor y como eran muy pobres aceptó.
-¿Qué tengo que hacer? -preguntó.
-Sígueme - respondió el misterioso extranjero.
El extranjero y Aladino se alejaron de la aldea en dirección al bosque, donde este ultimo iba con frecuencia a jugar. Poco tiempo después se detuvieron delante de una estrecha entrada que conducía a una cueva que Aladino nunca antes había visto.
- ¡No recuerdo haber visto esta cueva! -exclamó el joven- ¿Siempre a estado ahí?
El extranjero sin responder a su pregunta, le dijo:
-Quiero que entres por esta abertura y me traigas mi vieja lampara de aceite. Lo haría yo mismo si la entrada no fuera demasiado estrecha para mí.
-De acuerdo- dijo Aladino-, iré a buscarla.
-Algo mas- agrego el extranjero-.
No toques nada mas, ¿me has entendido? Quiero únicamente que me traigas mi lampara de aceite.
El tono de voz con que el extranjero le dijo esto ultimo, alarmó a Aladino. Por un momento penso huir, pero cambio de idea al recordar la moneda de plata y toda la comida que su madre podía comprar con ella.
-No se preocupe, le traeré su lampara, - dijo Aladino mientras se deslizaba por la estrecha abertura.
Una vez en el interior, Aladino vio una vieja lampara de aceite que alumbraba débilmente la cueva. Cual no seria su sorpresa al descubrir un recinto cubierto de monedas de oro y piedras preciosas.
"Si el extranjero solo quiere su vieja lampara -pensó Aladino-, o esta loco o es un brujo. Mmm, ¡tengo la impresión de que no esta loco! ¡Entonces es un ... !"
-¡La lampara! ¡Tráemela inmediatamente!- grito el brujo impaciente.
-De acuerdo pero primero déjeme salir -repuso Aladino mientras comenzaba a deslizarse por la abertura.
¡No! ¡Primero dame la lampara! -exigió el brujo cerrándole el paso
-¡No! Grito Aladino.
-¡Peor para ti! Exclamo el brujo empujándolo nuevamente dentro de la cueva. Pero al hacerlo perdió el anillo que llevaba en el dedo el cual rodó hasta los pies de Aladino.
En ese momento se oyó un fuerte ruido. Era el brujo que hacia rodar una roca para bloquear la entrada de la cueva.
Una oscuridad profunda invadió el lugar, Aladino tuvo miedo. ¿Se quedaría atrapado allí para siempre? Sin pensarlo, recogió el anillo y se lo puso en el dedo. Mientras pensaba en la forma de escaparse, distraídamente le daba vueltas y vueltas.
De repente, la cueva se lleno de una intensa luz rosada y un genio sonriente apareció.
-Soy el genio del anillo. ¿Que deseas mi señor? Aladino aturdido ante la aparición, solo acertó a balbucear:
-Quiero regresar a casa.
Instantáneamente Aladino se encontró en su casa con la vieja lampara de aceite entre las manos.
Emocionado el joven narro a su madre lo sucedido y le entregó la lampara.
-Bueno no es una moneda de plata, pero voy a limpiarla y podremos usarla.
La esta frotando, cuando de improviso otro genio aun más grande que el primero apareció.
-Soy el genio de la lampara. ¿Que deseas? La madre de Aladino contemplando aquella extraña aparición sin atreverse a pronunciar una sola palabra.
Aladino sonriendo murmuró:
-¿Porque no una deliciosa comida acompañada de un gran postre?
Inmediatamente, aparecieron delante de ellos fuentes llenas de exquisitos manjares.
Aladino y su madre comieron muy bien ese día y a partir de entonces, todos los días durante muchos años.
Aladino creció y se convirtió en un joven apuesto, y su madre no tuvo necesidad de trabajar para otros. Se contentaban con muy poco y el genio se encargaba de suplir todas sus necesidades.
Un día cuando Aladino se dirigía al mercado, vio a la hija del Sultán que se paseaba en su litera. Una sola mirada le bastó para quedar locamente enamorado de ella. Inmediatamente corrió a su casa para contárselo a su madre:
-¡Madre, este es el día más feliz de mi vida! Acabo de ver a la mujer con la que quiero casarme.
-Iré a ver al Sultán y le pediré para ti la mano de su hija Jazmin dijo ella.
Como era costumbre llevar un presente al Sultán, pidieron al genio un cofre de hermosas joyas.
Aunque muy impresionado por el presente el Sultán preguntó:
-¿Cómo puedo saber si tu hijo es lo suficientemente rico como para velar por el bienestar de mi hija? Dile a Aladino que, para demostrar su riqueza debe enviarme cuarenta caballos de pura sangre cargados con cuarenta cofres llenos de piedras preciosas y cuarenta guerreros para escoltarlos.
La madre desconsolada, regreso a casa con el mensaje. -¿Dónde podemos encontrar todo lo que exige el Sultán? -preguntó a su hijo.
Tal vez el genio de la lampara pueda ayudarnos -contestó Aladino. Como de costumbre, el genio sonrió e inmediatamente obedeció las ordenes de Aladino.
Instantáneamente, aparecieron cuarenta briosos caballos cargados con cofres llenos de zafiros y esmeraldas. Esperando impacientes las ordenes de Aladino, cuarenta Jinetes ataviados con blancos turbantes y anchas cimitarras, montaban a caballo.
-¡Al palacio del Sultán!- ordenó Aladino.
El Sultán muy complacido con tan magnifico regalo, se dio cuenta de que el joven estaba determinado a obtener la mano de su hija. Poco tiempo después, Aladino y Jazmin se casaron y el joven hizo construir un hermoso palacio al lado de el del Sultán (con la ayuda del genio claro esta).
El Sultán se sentía orgulloso de su yerno y Jazmin estaba muy enamorada de su esposo que era atento y generoso.
Pero la felicidad de la pareja fue interrumpida el día en que el malvado brujo regreso a la ciudad disfrazado de mercader.
-¡Cambio lamparas viejas por nuevas! -pregonaba. Las mujeres cambiaban felices sus lamparas viejas.
-¡Aquí! -llamó Jazmin-. Tome la mía también entregándole la lampara del genio.
Aladino nunca había confiado a Jazmin el secreto de la lampara y ahora era demasiado tarde.
El brujo froto la lampara y dio una orden al genio. En una fracción de segundos, Jazmin y el palacio subieron muy alto por el aire y fueron llevados a la tierra lejana del brujo.
-¡Ahora serás mi mujer! -le dijo el brujo con una estruendosa carcajada. La pobre Jazmin, viéndose a la merced del brujo, lloraba amargamente.
Cuando Aladino regreso, vio que su palacio y todo lo que amaba habían desaparecido.
Entonces acordándose del anillo le dio tres vueltas. -Gran genio del anillo, ¿dime que sucedió con mi esposa y mi palacio? -preguntó.
-El brujo que te empujo al interior de la cueva hace algunos años regresó mi amo, y se llevó con él, tu palacio y esposa y la lampara -respondió el genio.
Tráemelos de regreso inmediatamente -pidió Aladino.
-Lo siento, amo, mi poder no es suficiente para traerlos. Pero puedo llevarte hasta donde se encuentran. Poco después, Aladino se encontraba entre los muros del palacio del brujo. Atravesó silenciosamente las habitaciones hasta encontrar a Jazmin . Al verla la estrechó entre sus brazos mientras ella trataba de explicarle todo lo que le había sucedido.
-¡Shhh! No digas una palabra hasta que encontremos una forma de escapar -susurró Aladino. Juntos trazaron un plan. Jazmin debía encontrar la manera de envenenar al brujo. El genio del anillo les proporciono el veneno.
Esa noche, Jazmin sirvió la cena y sirvió el veneno en una copa de vino que le ofreció al brujo.
Sin quitarle los ojos de encima, espero a que se tomara hasta la ultima gota. Casi inmediatamente este se desplomo inerte.
Aladino entró presuroso a la habitación, tomó la lampara que se encontraba en el bolsillo del brujo y la froto con fuerza.
-¡Cómo me alegro de verte, mi buen Amo! -dijo sonriendo-.
¿Podemos regresar ahora?
-¡Al instante!- respondió Aladino y el palacio se elevo por el aire y floto suavemente hasta el reino del Sultán.
El Sultán y la madre de Aladino estaban felices de ver de nuevo a sus hijos. Una gran fiesta fue organizada a la cual fueron invitados todos los súbditos del reino para festejar el regreso de la joven pareja.
Aladino y Jazmin vivieron felices y sus sonrisas aun se pueden ver cada vez que alguien brilla una vieja lampara de aceite.
martes, 26 de mayo de 2009
A jugar recordando!
- Solo tenes que prestar mucha atencion y recordar.
- Tenes que hacer click en los cuadraditos que van a aparecer y acordarte cual de los amigos vas descubriendo .
- Acordate es por tiempo el juego es popr tiempo . A jugar!
Juguemos a vestir a Ariel
- Podes crearle tu propio estilo a esta princesa
- Solo tenes que hacer un click en la burbujas que aparecen al costado de Ariel, y empeza a crearle tu estilo a la princesa del Mar.
A jugar pensando!
- Debes armar el rompecabezas siguiendo el dibujo que tenes en el fondo.
- Son 50 piezas para que te diviertas jugando y pensando
A jugar pintando!
- Para ver el dibujo en tamaño grande haga click sobre la imagen.
- Para imprimir el dibujo haga click sobre la imagen y luego vaya al menu Archivo Imprimir.
La Sirenita
El viento soplaba fuertemente y la mar estaba tranquila, los marineros sabían que el Rey Tritón, el soberano de todos los mares, debía de estar de buen humor. El barco real navegaba apaciblemente sobre las aguas ajeno a las maravillas de las profundidades marinas.
Después de dejarte llevar por corrientes marinas, tras la gran gruta del arrecife de coral se encuentra el palacio real de Atlántica. Un gran concierto se celebra dirigido por el consejero y músico real de la corte, el cangrejo Sebastián.
Ariel con su rebelde melena roja buceaba por otros arrecifes en busca de objetos humanos perdidos en algún naufragio. El último galeón tenía un aspecto tenebroso pero a pesar de las advertencias de su mejor amigo, Flounder, un pez payaso ella continúa en su búsqueda. Por aquí o por allá todo lo que veía se le antojaba hermoso, bellísimo, lindismo. Llama su atención algo para ella espectacular con una rara forma. No le importa lo que sea, su amiga de la superficie, la alocada gaviota Scuttle le dirá que es y para que sirve. Sus ojos se ciegan con el resplandor de algo al fondo del galeón. Sin pensárselo Ariel recoge el utensilio y lo guarda en su bolsa. Nada mas depositarlo en su interior Flounder corre tras ella, un tiburón surgido de la nada los acecha. Ariel y su amigo corren buscando una salida. Tras recorrer largo tramo ponen fin a la carrera al atrapar al dichoso perseguidor en la anilla de un ancla.
Ya a salvo del peligro Scuttle observa las cosas de humanos que Ariel ha traído. Nuestra alocada gaviota nunca acierta en sus explicaciones pero es tan graciosa que nuestra querida sirena la escucha atentamente. Lo que al darse cuenta del tiempo se acuerda del concierto en su honor y sale nadando lo mas rápido que sus aletas le dan. Ariel no se da cuenta que esta siendo observada muy de cerca por los secuaces de Ursula, la bruja del mar.
Sebastián y el Rey Tritón la esperan indignadísimos. El concierto ha sido un desastre pues lo han suspendido. Ariel y su padre discuten acaloradamente, pues ella cree que ya no es ninguna niña que deban cuidar. Para ayudarla, Flounder trata de explicar el por que de su retraso y en esto que no se da cuenta y les dice que han subido a la superficie. Esto es algo que todo el mundo marino tiene prohibido, todo contacto con los humanos esta castigado. Tanto Tritón como su hija no se entiende y esta escapa a su pequeño refugio tras una entrada escondida que da a una gruta repleta de artilugios, utensilios y de mas parafernalia humana. Allí Ariel se pregunta como un mundo que es tan maravilloso como es el fondo del mar le puede prohibir descubrir que hay más allá. Como será que el sol te de en la cara, o como debe ser el tacto de la arena seca...
Sebastián intenta que Ariel ponga sus aletas en el agua pero sus palabras desaparecen cuando algo en la superficie llama su atención. Sin pensárselo dos veces la princesita marina sube a ver que es. No sale de su asombro, es el galeón real y parecen celebrar algo. Los fuegos de artificio llenan de luz la noche y aun acentúan más las ganas de Ariel en descubrir a sus tripulantes.
Allí todo el mundo baila, canta y beben. Celebran el cumpleaños del príncipe Eric, un apuesto muchacho de morenos cabellos, que baila alrededor de su perro Max mientras toca una flauta. Ariel no puede apartar su mirada del muchacho siente que se a enamorado. Los latidos del corazón se aceleran cada vez mas cuando un trueno la despierta de su sueño. Una tormenta empieza a azotar de repente llevando al traste la fiesta. Las olas hacen que el barco no se pueda manipular y los lleva a la deriva donde choca contra unas rocas. Todos saltan al agua antes de que sea tarde. Eric al intentar rescatar a Max se queda atorado y el fuego hace explotar la pólvora que quedaba de los fuegos artificiales. Los marineros quedan atónitos pues creen perder a su príncipe. Ariel que lo esta presenciando todo nada al rescate de Eric que solo esta desmayado, poniéndolo a salvo en la playa. Lo contempla a la luz del sol donde observa que aun es más bello de lo que imaginaba y es cuando el corazón de Ariel se pone a cantar. Eric al oír la voz cree estar en un sueño. Pronto vienen su perro Max y el consejero real a rescatarlo. Ariel sale disparada al agua antes de ser descubierta. Sebastián el pobre intenta mantener la calma y espera que el Rey no se entere de todo esto que a pasado. No puede imaginar que un ser maligno prepara algo para estropear la dichosa paz de Atlántica. Nuestra sirena y Eric, se han enamorado, ¿volverán a reunirse?
Ursula, la bruja del mar, no da crédito a lo que esta sucediendo. La muchachita esta enamorada de un humano y no uno cualquiera, si no, de un príncipe. Ella ríe maliciosamente a carcajadas disfrutando de imaginarse a Tritón con la noticia.
A la mañana siguiente todo sigue con normalidad excepto por que Ariel anda por aquí y por allá canturreando para ella sola y nadie obvia de que la niña esta enamorada. El cangrejo Sebastián intenta sin ningún resultado hacer que Ariel se venga a razones. Sabe que su amor esta destinado al fracaso. En su reino se prohíbe el contacto del mundo humano con el de las sirenas pero Ariel no presta ninguna atención.
Flounder a podido rescatar la estatua del príncipe que le habían regalado a Eric y la ha ocultado en la gruta secreta. Ariel totalmente sorprendida baila alrededor imaginando mil cuentos de hadas. En esto que Tritón hace su aparición totalmente enfadado. Por una equivocación Sebastián lo ha informado y este no viene de muy buenas. Tritón viendo que su hija no entiende a razones levanta su incandescente tridente y empieza a destruir todo lo humano que allí se encontraban. Las lágrimas de la pequeña Ariel no lo detienen e incluso rompe su objeto más valioso, la estatua de Eric. Tras la sombra de Tritón cae Ariel llorando desconsoladamente. El rey sabe que muy bien no ha actuado pero de alguna manera la alocada sirena tenia que aprender que es peligroso el mundo fuera del mar.
Tras desaparecer Tritón dos morenas hacen su aparición en escena. Se tratan de los secuaces de Ursula que la convencen de que la bruja podría ayudarla a conocer el mundo exterior y es más, a enamorar al príncipe y quedarse juntos para siempre. Ariel no confía mucho pero que puede hacer si ama con locura a Eric.
A cambio de su voz la bruja le da un par de piernas y el trato de que si en tres días es capaz de enamorar al príncipe y hacer que la bese de verdad la dejara con piernas para siempre, de lo contrario, si no es capaz e hacerlo la volverá sirena y pertenecerá a ella en forma de alga marina.
Ariel estrena sus piernas y lo primero que se encuentra es al príncipe. Eric se ilusiona por que cree que es la chica que lo rescato y al preguntarle ve que es muda con lo cual se entristece por que no es lo que esperaba. Ariel se desespera pero al ver que el príncipe la atiende se siente feliz. Nuestra pequeña sirena es atendida como una autentica princesa y es vestida con los mejores lujos. Cuando llega ante Eric en el salón comedor este no puede apartar su mirada. Esta tan linda que le parece sacada de un cuento de hadas. Tras la comida el príncipe le ofrece enseñarle el reino y darle un paseo por los alrededores. Impaciente los amigos de Ariel se preguntan si ya la besó pero Eric, que aun piensa en la chica de la playa, no da ningún paso. Así que Flounder, Scuttle y Sebastián se ponen manos a la obra y lo incitan a besarla con una canción que le susurran al oído.
Cuando esta a punto de besarla, motivado por la situación, caen al agua por culpa de dos morenas que andaban por allí. Ursula no puede ver que Ariel tiene más posibilidades de lo que ella creía. Así que sin piedad utiliza unos de sus hechizos para convertirse en una bella humana para meter sus tentáculos en el asunto y no dejar que la sirena triunfe.
Esa noche mientras Ariel descansa en su cuarto el príncipe Eric toma la decisión de declararse a Ariel. Se dispone a ir a la habitación de la chica cuando cree oír una voz. Es la voz de la chica que lo salvo, no puede ser lo que ven sus ojos, es ella aproximándose por la playa. Un brillo perturbante se apodera del alma de Eric.
A la mañana siguiente Scuttle vuela feliz por los cielos canturreando la marcha nupcial. Llega al cuarto donde Ariel duerme tranquilamente. Esta la felicita por el compromiso y le cuenta que al fin a conseguido echarle el lazo al príncipe. Sebastián y Ariel no salen de su asombro y la pequeña sale corriendo a por su amado. Lo que encuentra no le hace mucha gracia. Eric esta presentando a una chica, Vanessa, como prometida a su consejero. El barco donde se celebrara la ceremonia zarpara al atardecer y quiere que todo este listo. Ariel no cabe en su desesperación y sale corriendo plagada de lágrimas. Impotente y sin saber que hacer Ariel se queda en el muelle viendo como el barco se aleja. En esto que como de costumbre ajena a todo vuela Scuttle por los alrededores del barco y escucha cantar en uno de los habitáculos del galeón y lo que ve tras el ojo de buey no es plato de buen gusto. Resulta ser que Vanessa no es otra que la bruja del mar disfrazada y que con la voz robada de Ariel ha hipnotizado al príncipe.En una guerra del mundo animal contra la bruja del mar, Scuttle y Max, el perro de Eric, hacen que caiga la concha donde Ursula guardaba la voz y se rompa y la sirenita recupere la voz. Roto el hechizo Eric la reconoce, va a besarla cuando ya es demasiado tarde y Ariel recupera su autentica forma. Ursula no perdona y la coge y se la lleva al fondo del océano donde el Rey Tritón esperaba para enfrenarla. Debido a que el contrato que hicieron ella y Ariel es autentico es irrompible y tritón lo único que puede hacer es cambiarse por su hija. Ariel desesperada se va hacia Ursula y cuando la tiene por los pelos Eric, que se ha lanzado al mar, la hiere con un arpón en el brazo. Ursula enfurecida se dispone a acabar con la vida del príncipe y nuestra sirena se lo impide haciendo fallar su tiro y acabando con sus propios secuaces. Ariel y Eric escapan pero Ursula con el poder del tridente de Tritón aumenta su tamaño y amenaza con acabar con todo. Separa a los amantes. Mientras Eric va a parar a un rescatado galeón hundido, Ariel cae en un torbellino que la bruja ha provocado para matarla. Ursula levanta el tridente para acabar con todo el amor eterno y es Eric que con el galeón la atraviesa de lleno acabando con su vida. Ya pueden respirar tranquilos tanto el reino marino como Eric y su sirena. Todo vuelve a la normalidad pero aun queda algo por hacer. Tritón entiende que los hijos deben tener libertad de decidir que hacer con su vida y tener la posibilidad de confundirse y de que realmente ama al príncipe Eric. Así que da a su hija unas bellas piernas. Feliz Eric y Ariel se casan celebrándolo con todos, el mundo de los humanos y el marino. Cariñosamente despiden a Ariel y la ven partir bajo un arco iris lleno de esperanzas.
FIN
jueves, 21 de mayo de 2009
A jugar cantando!
Aca les dejo la letra de la famosa cancion de pinocho y al final encontraras un video con la misma cancion asi sigas divirtiendote con este hermoso personaje.
Hasta el viejo hospital de los muñecos
llego el pobre pinocho malherido,
un cruel espantapájaros bandido
lo sorprendió durmiendo y lo ataco
Llego con su nariz hecha pedazos
una pierna en tres partes astillada
una lesión interna y delicada
que el medico de guardia lo atendió
A un viejo cirujano llamaron con urgencia
y con su vieja ciencia pronto lo remendó,
pero dijo a los otros muñecos internados
todo esto sera en vano le falta el corazón
El caso es que pinocho estaba grave
en si de su desmayo no volvía
y el viejo cirujano no sabia
a quein pedir prestado un corazón,
Entonces llego el hada protectora
y viendo que pinocho se moría
le puso un corazón de fantasía
y pinocho sonriendo despertó
Pinocho, pinocho hay pobre pinocho
Entonces llego el hada protectora
y viendo que pinocho se moría
le puso un corazón de fantasía
y pinocho sonriendo despertó
y pinocho sonriendo despertó.
A jugar pensando!
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- Son 50 piezas para que te diviertas jugando y pensando
A jugar pintando!
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Pinocho
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